"La muerte de Sócrates", pintura al óleo de
Jacques-Louis David. 1787.
Es considerado como uno de los más grandes filósofos clásicos griegos, cuyo pensamiento impactó tanto en la filosofía occidental como en la universal. Además, se le identifica como "padre de la filosofía política."
Fue maestro de Platón, quien a su vez tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia. Otros discípulos suyos son Antístenes, Aristipo y Esquines.
Fue condenado a morir ingiriendo un poderoso veneno conocido como cicuta, tras ser acusado de seducir a los jóvenes y creer en nuevas deidades, pero sobre todo por oponerse a la tiranía de Critias, quien paradójicamente además de tirano fue un escritor fecundo, autor de obras memorables, maestro y poeta.
Hay infinidad de temas que discutir en cuanto a el. La sola apreciación e interpretación de sus frases son objeto de estudio, sus conceptos y planteamientos hoy deslumbran y sientan antecedente. Sus planteamientos filosóficos resumidos en su bien estudiada teoría socrática son base del pensamiento social de los grandes sistemas antiguos y modernos.
El tema que me atañe hoy de Socrates es el conocido como: "los tres filtros de Socrates" y que reseño a continuación:
Cuenta la historia que una vez llegó a donde Sócrates, un discípulo y le dijo al filósofo que se había encontrado con uno de sus amigos y que este había hablado mal de él con gran malevolencia.
Al escucharlo, Sócrates le pidió que esperara un minuto y le manifestó que antes de escuchar lo que tenía para contarle, el mensaje debía pasar por tres filtros necesarios.
Si no los superaba, el mensaje no era digno de ser escuchado. El sabio le formuló una pregunta a su discípulo:
“¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es verdad? ” El discípulo pensó un momento. En realidad, no podía estar seguro de si lo que habíaes cuchado podía catalogarse como malevolencia.
Todo era cuestión de perspectivas. “Entonces no sabes si todo es cierto o no”, dijo el filósofo. El discípulo tuvo que admitir que no.
Luego, el gran maestro formuló una segunda pregunta: “¿Lo que vas a decirme es bueno o no? ”El discípulo contestó que, por supuesto, no era nada bueno. Todo lo contrario. Lo que tenía que contarle eran palabras que, a su juicio, le causarían malestar y aflicción.
Entonces, Sócrates señaló: “Vas a decirme algo malo, pero no estás totalmente seguro de que sea cierto”. El discípulo admitió que así era.
Para terminar, Sócrates le hizo una tercera pregunta:“¿Me va a servir de algo lo que tienes que decirme de mi amigo? ”El discípulo dudó. En realidad, no sabía si esa información le sería de utilidad o no. Quizás solo lo distanciaría de ese amigo, pero teniendo en cuenta que no se sabía si era verdad o no, tal vez saberlo no resultaba útil.
Cuenta la anécdota que al final Sócrates se negó a escuchar lo que su discípulo quería decirle. “Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil ¿Para qué querría saberlo?
La verdad, la bondad y la utilidad son los tres filtros de Sócrates. A juicio del filósofo, estas son las preguntas que toda persona se debe formular antes de decir algo.
La primera:¿Estoy seguro de que lo que voy a decir es cierto?
La segunda
: ¿Lo que voy a decir es bueno?
Y la tercera : ¿Es necesario decirlo?
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