INTELIGENCIA RACIONAL Y EMOCIONAL, HABILIDADES BLANDAS Y HABILIDADES DURAS, FORTALEZAS Y OPORTUNIDADES, DEBILIDADES Y AMENAZAS.


Cómo y con qué alcanzar el nivel de excelencia en la comunicación, es una aspiración valiosa de toda persona con visión y metas definidas. 

A tal efecto existen herramientas conductuales que facilitan el desarrollo de un mejor desempeño y pueden ser usadas como parámetros para medir el propio crecimiento. 

¿Qué talentos, ya sean innatos (nací con ellos) o adquiridos (los aprendí, aprendo o aprenderé) necesito utilizar para alcanzar una comunicación efectiva que atraiga a la gente y me permita escalar socialmente? 

La forma de hablar de una persona (incluidos dicción, acento y temas que trata) no solo dice de qué lugar geográfico es, indica también el grado cultural que tiene, la formación familiar que recibió, la ocupación o trabajo al que se dedica y el nivel de socialización que ha alcanzado. 

Los instrumentos o capacidades más determinantes de que disponemos son:


Primer instrumento: Inteligencia racional e inteligencia emocional. 

A grandes rasgos podemos decir de ambas que la inteligencia racional (ser), se enfoca en la razón, el pensamiento, la formación y la información, mientras que la inteligencia emocional (saber ser), toma decisiones y analiza los acontecimientos desde las emociones, vía los sentimientos. 

La inteligencia racional de cada persona se mide por el coeficiente intelectual (CI), a través de los tests de inteligencia y se define como la capacidad psicológica de percibir y comprender las cosas para utilizarlas en la resolución de situaciones y problemas. Esto incluye la atención, la memoria y la facultad de retener y ofrecer conocimientos. 

El concepto de inteligencia racional se usa como sinónimo de memoria, intelecto, análisis lógica y entendimiento. Permanece ligado a la capacidad de aprendizaje y raciocinio. Entre las características más destacadas de la inteligencia racional encontramos: 

a. La capacidad de entender el por qué de las cosas.
b. Alegria por saber y conocer.
c. Disposición para hacer preguntas constructivas.
d. Analisis de las cosas y las circunstancias.
e. Imaginación y disponibilidad para construir.
f. Gestion eficiente de las multitareas,
g. Rapidez en la resolución de las tareas pendientes.

La inteligencia emocional de cada persona se mide por la forma en que reacciona ante las acciones, por las posturas que adopta en lo social y por la actitud permanente de concordia y buenas interrelaciones. 

La inteligencia emocional siente, negocia mejores modos y circunstancias y sobre todo maneja la capacidad de adaptación y flexibilidad. La inteligencia emocional faculta el uso y administración de las emociones, identifica la propia personalidad, adapta el temperamento al entorno y domina el carácter. 

Esta inteligencia ayuda a empatizar con los demás, a desarrollar las facultades para enfrentar los conflictos hasta alcanzar la resiliencia y experimentar nuevas y eficientes formas de comunicar y compartir las diversas situaciones que se presentan. 

Sin ánimo de contextualizar en el delicado ámbito de la inteligencia, que es campo de trabajo de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales, me permito hacer y contestarme tres preguntas: 

1. ¿Se puede tener inteligencia racional y no disponer de inteligencia emocional? Si. Quizás ha escuchado a alguien decir, "es genial ese hombre, pero no se puede hacer nada con el". 

Ocurre frecuentemente que conocemos casos de personas con fina inteligencia, vastos conocimientos, grados académicos y suma experiencia en diversas ramas del saber, que sin embargo no logran socializar ni compartir con los demás todo lo que saben. Son versados intelectualmente pero no disponen de la facultad de externar sus conocimientos. 

2. ¿Se puede tener inteligencia emocional y no una muy desarrollada inteligencia racional? Si. Y se presenta más comúnmente de lo que se piensa. Los inteligentes emocionales son personas que se esfuerzan en aprender todo lo que pueden de su ámbito de desempeño, aunque saben que quizás no son los mejores dotados.

Suplen con su forma respetuosa, dinámica y amistosa de ser, las deficiencias físicas o intelectuales que puedan tener. Ejercen el don de gente, con el objetivo de ser entes de equilibrio y moderación. 

3. ¿Se puede tener inteligencia racional y emocional al mismo tiempo? Claro que sí. Los que así están equipados son seres humanos que equilibran destrezas y sociabilidad en sus vidas. 

Reconocen sus ventajas, las usan y al mismo tiempo se mantienen humildes y dispuestos a socializar con todos. 

Segundo instrumento: Habilidades o destrezas duras (Hard Skills) y habilidades o destrezas blandas (soft skills).

Estos términos son bastante usados en el mundo moderno y se enfocan en equilibrar y contrastar dentro de las personas las diversas cualidades que les caracterizan. 

Habilidades duras son las capacidades técnicas en las que nos podemos capacitar para ser más competentes en nuestras labores y proyectos. Se basan en aptitudes, destrezas y raciocinio. 

Se adquieren a lo largo de la vida con el estudio y la práctica e incluyen el dominio del conocimiento, manejo de la logística y la capacidad de evaluar logros y deficiencias. 

Habilidades blandas son habilidades opuestas, eminentemente interpersonales y desarrolladas en la convivencia diaria. En ellas se tiene en cuenta la inteligencia emocional y otros rasgos de la personalidad como la capacidad de comunicación, la empatía, el liderazgo o la escucha activa. 

Tercer instrumento: Fortalezas y Oportunidades, Debilidades y Amenazas.

Forman parte del muy conocido análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas). 

Fortalezas. Nacen y dependen de nosotros mismos. Me autocuestiono sobre cuáles tengo en mi vida. Que talentos y condiciones favorables forman mi personalidad y que quizás puedo explotar con mayor rigor.

Conocemos de casos de personas relegadas durante años y un día descubrieron una vocación, algo que podían hacer mejor que la mayoría. Esa fue su fortaleza. 

Son ejemplos latentes de fortalezas; la sabiduría y el conocimiento, el deseo de aprender, la creatividad, la curiosidad, el pensamiento crítico, el coraje, la Integridad, la perseverancia, valentía, la vitalidad, humanidad, la capacidad de perdón, la humildad, la prudencia, el autocontrol. 

Oportunidades. No dependen de nosotros como las fortalezas. Son externas, provistas desde afuera (una oportunidad de trabajo, un negocio favorable, una herencia, etc.). Sin embargo, esas oportunidades dependerán de un manejo adecuado de las fortalezas, porque de lo contrario se pierden. 

Debilidades. Conforman el lado opuesto y socavan nuestra proyección. Son artículos de autodestrucción que sabotean los más puros deseos de avanzar. 

El psicólogo Arturo Torres publicó una exhaustiva lista de Las 40 debilidades del ser humano  de las cuales extraigo una parte que nos mueve a reconsideración.

Entre estas debilidades encontramos; la impaciencia, el egoísmo los celos desmedidos, la cobardía, el resentimiento, la dependencia de otras personas, la negatividad al cambio y a las nuevas experiencias, egolatría, descontrol de la ira, arrogancia, falta de ambición, prejuicios, imposibilidad de escuchar a los demás, pereza, baja autoestima, cinismo, apatía, orgullo extremo y crueldad, rebeldía, ambición, falta de iniciativa, hostilidad, autocomplacencia, indolencia, excesiva preocupación por todo, falta de imaginación, miedo, falta de creatividad, falta de fe. 

Amenaza es el acto de intimidar a alguien con el anuncio de la provocación de un mal grave para él o su familia. Son elementos externos que no podemos controlar, por ejemplo: una enfermedad, un grave accidente, una caída financiera debido a la falta de empleo, recesión económica o algún desastre natural, un ataque informático, etc. 

Concluyendo este tema de aristas amplias, me remito a un mensaje breve pero catalizador de energías positivas, penosamente de autor desconocido. 

"En vez de decir: "Soy un desastre" Prueba con: "Soy humano". 
"En vez decir: "No puedo hacer esto" Prueba con: "Nada es imposible". 
"En vez de decir "Soy un fracaso" Prueba con: "Estoy aprendiendo". 
"En vez de decir:  "¿Por qué me pasa esto?" Prueba con: "¿Qué me enseña esto?".

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Se realiza de dos formas; hablada y escrita.

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No utiliza palabras. Transmite el mensaje con los movimientos del cuerpo.

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Se le conoce además como paralingüística.

Las formas diversas de exponer la palabra hablada constituyen los:

Para convencer, persuadir, orientar e informar:

Impactan las épocas, transforman las circunstancias:

Ofrece la oportunidad de ser un expositor magistral:

Promueve la libre discusión de ideas:

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