Tras la pandemia del COVID, la guerra y los ataques con armas de fuego a las escuelas y lugares públicos, psicológicamente me siento en la condición de “PAS” (Persona altamente sensible).
En el estudio de la conducta humana se clasifica como PAS, a quienes tienen una condición de sobreexcitabilidad que les hace vivir con más profundidad y empatía las experiencias y acontecimientos de la cotidianidad.
Como profesa cristiana, nada debe asombrarme ni exaltarme, porque todo lo que ocurre y ocurrirá escrito está en la Biblia. Sin embargo, mi parte humana se resquebraja ante el hecho hasta ahora imparable de la oleada de bombardeos y tiroteos altamente mortales que cuestan las vidas inocentes de niños, jóvenes y maestros, muestra vergonzosa de desprecio hacia la educación y sus efectos en el presente y futuro de la humanidad.
Algo de historia.
Por disposición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estableció cada 9 de septiembre como Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques y en ese tenor expresa el organismo: “No se puede garantizar el derecho de un niño a la educación en zonas de conflicto si no se protege la propia educación. La educación puede salvar vidas. Cuando no van a la escuela, los niños se convierten en objetivo fácil de abusos, explotación y reclutamiento en fuerzas y grupos armados. La escuela es un lugar seguro en el que los niños pueden estar protegidos contra amenazas y crisis. Además, representa un paso fundamental para romper el ciclo de la crisis y reduce las probabilidades de que se desaten conflictos en el futuro.”
Se refiere la ONU, a los estudiantes y escuelas en zonas de conflictos y guerras, que se desarrollan no solo en Ucrania, sino también en Etiopía, Yemen, Myanmar, Siria, Afganistán y otras partes de África como Malí, Níger, Burkina Faso, Somalia, Congo y Mozambique, según hace constar un detallado artículo del medio periodístico BBC Mundo.
Ejemplos actuales de esta realidad agobiante de ataques inexplicables a la educación, los tenemos en la guerra de Ucrania, donde Vladimir Putin ha ordenado bombardear escuelas, como si los estudiantes y profesores en lugar de ser personas que necesitan ser protegidos se convierten en individuos que merecen ser atacados.
Tanto La Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (UNESCO) como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), celebran la fecha del 9 de septiembre, para proteger la Educación de Ataques, desde el año 2020.
Recordemos la base oportuna establecida en el año 2015, cuando los gobiernos de Noruega y Argentina lideraron un proceso entre los Estados Miembros de las Naciones Unidas (ONU) para desarrollar la Declaración de Escuelas Seguras, un acuerdo político intergubernamental dedicado a proteger la educación en los conflictos armados.
Hasta la fecha, 114 estados de todo el mundo se han unido a este acuerdo político internacional.
Agresión en Estados Unidos de Norteamérica.
En teoría todo aparenta caminar, pero ¿qué decir y qué hacer con los ataques cada vez más frecuentes y sangrientos a las escuelas estadounidenses, que no están en zona de beligerancia?
¿Cómo vivir y dormir en paz pensando en que mandamos esta mañana los niños a la escuela y no regresaron con vida?
¿Por qué el ensañamiento contra los centros educativos y sus estudiantes?
¿Que motiva a los asesinos a realizar tal agresión contra la vida misma?
Se trata de un terror colectivo que alcanza a muchos padres preocupados por el efecto psicológico y hasta fisiológico que causan a los niños las noticias de los tiroteos en las escuelas y los “simulacros de tirador activo” que se están llevando a cabo en la mayoría de las escuelas estadounidenses.
Las asociaciones de padres en las escuelas son fundamentales para socializar esta problemática que afecta a todos dentro y fuera de Norteamérica.
Dialogar sobre el problema, escuchar alternativas y sugerencias, crear programas de “escucha activa” de los mismos estudiantes es prioritario para liberar la inmensa ansiedad que nos abraza a todos.
Es larga y frustrante la lista de las masacres en escuelas de Estados Unidos (trece tiroteos masivos, 146 niños y adultos muertos y 182 estudiantes, adultos y profesores heridos.)
Precisamente este año se cumplen 10 años del tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en el que seis adultos y 20 niños murieron el 14 de diciembre de 2012.
Ese día, Adam Lanza, de 20 años, mató a su madre Nancy, de 52 años, y luego condujo en el auto de ella a la escuela, ubicada a unos 8 kilómetros de distancia y que contaba con unos 700 estudiantes.
Esta tragedia reciente de Uvalde en Texas, es el segundo peor tiroteo en un colegio en Estados Unidos en su historia, peor que la masacre de Columbine y solo superado por la masacre de Sandy Hook, en Connecticut.
Pero a menos de una semana de esta tragedia, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), organización estadounidense creada para defender el derecho a poseer armas tanto para la defensa personal como para actividades recreativas, celebró su convención en Texas, estado mismo donde se perpetró la más reciente embestida escolar, y concluyó, que lejos de tomar medidas para controlar las armas, lo que hay es que armar más contundentemente a la población, para garantizar el derecho a la libertad de los ciudadanos.
El mismo ex presidente de EE. UU., Donald Trump al participar en la convención, dio la singular, aunque esperada idea de armar a los profesores, para enfrentar ataques. Algo así como en el viejo oeste.
¿Pero por qué las masacres en las escuelas norteamericanas, no vistas en ningún otro país del mundo y con la nota discordante de que afectan no zonas de conflictos, sino comunidades muchas veces apacibles y como esta de Uvalde, Texas de formación rural?
¿Los perpetradores y su perfil que dicen?
Son hombres jóvenes con historial de violencia en diferentes aspectos del comportamiento, los conocidos chicos problemáticos, desafiantes y exhibicionistas en las redes sociales.
Muchachos generalmente solitarios, grandes admiradores de los juegos y videos de armas y violencia, quienes desde que tienen la edad de 18 años, compran varias armas y municiones, sobre todo el mortífero rifle AR’15, que ha figurado en todos los ataques.
Siento como si cada tiroteo y masacre fuera un estímulo condicionante a ser imitado por otro joven, que cuenta con la facilidad incomparable de adquirir armas de fuego.
¿Cuál es el perfil de los padres de estos jóvenes criminales que en las mayorías de los ataques perpetrados se han suicidado? ¿Se comunican con ellos, tienen acceso a sus actividades, conocen los pensamientos de sus hijos o viven desconectados de los seres a quienes dieron vida y se convirtieron en especie de Frankenstein?
Comparto estos datos del Periódico ABC International con el objetivo de concienciar sobre el impacto de las armas de fuego en la sociedad actual.
*Han ocurrido cien tiroteos y casi dos mil personas han resultado heridas o muertas en estos últimos 22 años, en Estados Unidos.
*EE. UU. es uno de los tres únicos países del mundo en los que la tenencia de armas es un derecho constitucional, junto a México y Guatemala.
*Según la organización suiza Small Arms Survey (SAS), hay 120 armas de fuego por cada 100 estadounidenses, constituyendo el mayor arsenal armamentístico del mundo.
*Los investigadores suizos de SAS estiman que los estadounidenses poseen 393 millones de los 857 millones de armas civiles disponibles, el equivalente al 46% del arsenal civil mundial.
*Apunta el medio CNN, que alrededor del 44% de los adultos en EE. UU. viven en un hogar con un arma, y aproximadamente un tercio posee una personalmente, según una encuesta de Gallup de octubre de 2020.
*En Estados Unidos, una normativa federal regula que la edad mínima para adquirir armas largas, como una escopeta o un rifle, es de 18 años, mientras que para armas de fuego cortas o de mano es de 21 años.
*Las únicas personas a las que se les prohíbe legalmente poseer un arma de fuego en EE. UU son: los condenados por un delito grave, asalto, violencia doméstica o amenazas terroristas.
*En 2018, los fabricantes de armas produjeron 9 millones de armas de fuego en el país, más del doble de la cantidad fabricada en 2008, según la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos.
* Aún más, en enero de 2021 las solicitudes de verificación de antecedentes federales necesarias para comprar un arma aumentaron casi el 60% respecto al año anterior (el mayor aumento anual desde 2013).
*En 29 estados, los civiles pueden portar armas largas cargadas abiertamente alrededor de los capitales estatales, según la CNN. Y en más de cuarenta estados, las personas pueden portar rifles semiautomáticos cargados en público sin una licencia o capacitación.
*Únicamente cinco estados, incluidos California y el Distrito de Columbia, prohíben el porte abierto de armas largas cargadas, mientras que solo Massachusetts, Minnesota y Nueva Jersey requieren permisos para portar armas largas abiertamente, según Everytown.
*EE. UU. tiene la tasa de homicidios con armas de fuego más alta del mundo desarrollado. En 2019, el número de muertes en este país por violencia con armas de fuego fue de aproximadamente 4 por cada 100.000 habitantes. Eso es 18 veces la tasa promedio de otros países desarrollados.
*La tasa en Estados Unidos es ocho veces mayor que la de Canadá, 22 veces mayor que la de la Unión Europea y 23 veces mayor que la de Australia, según datos del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de 2019.
*Washington, es el Estado que más homicidios por armas de fuego registra. La tasa de homicidios relacionados con armas de fuego en Washington, la más alta de cualquier estado o distrito de Estados Unidos, se acerca a los niveles de Brasil, que ocupa el sexto lugar en el mundo en cuanto a homicidios relacionados con armas de fuego, según las cifras del IHME.
