FORDLANDIA; RETRATADA POR NEW YORK TIMES. CUANDO EL SER HUMANO CONTRADICE LA NATURALEZA CREADA POR DIOS.
Vehículos envejecidos que están en talleres viejos de Fordlândia, Brasil, una comunidad que Henry Ford fundó en 1928. Credit Bryan Denton para The New York Times.
Esta semana el diario New York Times publica el artículo Una expedición a Fordlândia, la tierra de fantasía de Ford en la Amazonía.
Se trata de la narrativa periodista del experimentado reportero Simón Romero, sobre lo que alguna vez fue la utopía de Henry Ford, el genial y acaudalado, aunque irreverente constructor automotriz que creó el imperio Ford Motors
"Fordlandia" (o Ford Land) fue, a principio de los años 30, una población establecida a orilla del río Tapajós, afluente del Amazonas, cuyos centros urbanos más próximos eran Santarem y Belem, reseña Wikipedia.
Fue ideada por Henry Ford para establecer más de 20.000 hectáreas de cultivos de planta de caucho, cuya producción satisfaría la demanda de caucho de la Ford, y rompería el monopolio británico y holandés, originado por las plantaciones en el sudeste asiático, Malasia principalmente.
Por diferentes factores, principalmente por que no sabían como cultivar el caucho, estas plantaciones no prosperarían, y darían como resultado que para cuando se produjo el abandono de la ciudad, en los años cuarenta, Ford había acumulado pérdidas por valor de veinte millones de dólares (doscientos millones al cambio de hoy) mientras el caucho sintético convertía al natural en obsoleto.
Hoy, Fordlandia es una ciudad abandonada que descansa perdida en el corazón del Amazonas, frecuentada tan sólo por unos pocos granjeros y algún turista ocasional.
A Henry Ford le daban miedo las enfermedades tropicales, y por eso, nunca llegó a visitar la Fordlandia.
Les invito a leer el reportaje de Romero, en el cual señala lo siguiente: "El Amazonas mostró sus propios retos a los estadounidenses. Algunos no pudieron adaptarse a las condiciones y sufrieron colapsos nerviosos. Uno se ahogó cuando lo agarró una tormenta mientras viajaba en el río Tapajós. Otro gerente se fue después de que murieran tres de sus hijos a causa de las fiebres tropicales".
Finaliza el artículo a modo de presagio siniestro, con esta anécdota del mismo periódico:
Finaliza el artículo a modo de presagio siniestro, con esta anécdota del mismo periódico:
“La historia es un disparate”, comentó a The New York Times en 1921. “¿De qué sirve saber cuántas cometas volaron los griegos antiguos?”.
Desde mi humilde punto de vista, Fordlandia, intentó cambiar lo establecido en la naturaleza por su creador, el Dios del cielo, olvidando lo que está escrito en su misma palabra que es la Biblia, salmo 24; De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
Aprovecho para presentar este salmo en la voz que Dios me regaló.
Aprovecho para presentar este salmo en la voz que Dios me regaló.