"No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio". Proverbio.
"Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra". Georges Benjamin Clemenceau.
Les refiero este cuento anónimo hindú.
Un padre deseaba para sus dos hijos la mejor formación mística posible.
Por ese motivo, los envió a adiestrarse espiritualmente con un reputado maestro de la filosofía vedanta.
Después de un año, los hijos regresaron al hogar paterno.
El padre preguntó a uno de ellos sobre el Brahmán y el hijo se extendió sobre la Deidad haciendo todo tipo de ilustradas referencias a las escrituras, textos filosóficos y enseñanzas metafísicas.
Después, el padre preguntó sobre el Brahmán al otro hijo, y éste se limitó a guardar silencio.
Entonces el padre, dirigiéndose a este último, declaró:
-Hijo, tú sí que sabes realmente lo que es el Brahmán.
La palabra es limitada y no puede nombrar lo innombrable.
Se suele pensar que la voz es solo eso que se escucha… pero ¿puede existir la voz sin los silencios?
No hay voz sin silencios. La pausa es la que valoriza la voz, la que da valor a la palabra.
Es a partir del silencio que aparece la voz, porque el silencio crea significados en el prójimo. Crea un espacio para la reflexión.
El manejo de la pausa es clave en la relación con otras personas.
Una persona que no hace pausas es alguien que no permite que la escuchen; inconscientemente está tratando de que no la comprendan.
El silencio es reflexivo, en la pausa los demás reflexionan sobre lo que uno dice.
Suprimir los silencios en el discurso denota una cierta inseguridad con respecto a lo que se está diciendo.
Esa es una razón por la que emergen las muletillas: ‘eeeeee’, ‘esteee’, ‘yyy’…
Todas ellas son tapones del silencio, parches en el discurso, por la dificultad de encontrar palabras y administrar silencios.
Cuando el silencio incomoda… En la poesía, en el verso, se le empieza a prestar la atención debida.
Se advierte el peso del silencio entre una palabra y otra, su ser significativo… el silencio puede ser muy seductor… No es vacío, dice cosas, maneja lo latente, sugiere, potencia.
Abre el discurso, sabotea la linealidad… El silencio le da espesor, encierra misterio.
Hay que aprender a manejarlo. Abre nuevos sentidos y posibilidades.
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