La ansiedad nos sirve de poco cuando lo que las cosas
necesitan es tiempo.
Es como ansiar que la fruta madure o que los arboles
tengan brotes.
Las cosas llegan cuando tienen que llegar, como dice la canción.
Pero además, cuando nos obsesionamos con algo que no
funciona o que tiene que cambiar, bloqueamos el cambio, por la ansiedad que nos
produce.
Focalizamos entonces la atención en lo que no funciona, como
cuando alguien estima que mueve mucho las manos y entonces la mete en los
bolsillos, haciendo desaparecer un elemento estratégico de su comunicación.
Carmen Sebastián, La Comunicación Emocional.