Hay quienes aseguran que lo ingenioso tiene más valor que lo verdadero.
Copiando textualmente un párrafo del Ensayo del orador Jorge mota, aprendemos esto:
“Un conferencista alemán destacaba las razones por las que el Dutsche Nacional Zeitung (periódico nacionalista alemán), era la panacea de los periódicos.
Uno del público gritó, ese periódico me lo pasó por el culo, a lo cual el orador respondió sin inmutarse; se nota en seguida que su culo es más inteligente que su cabeza”.
En Oratoria, gana el más hábil y no el que tiene la razón.
El dialogo es un combate del cual hay que salir vencedor.
Uno de los inmensos temores de quien habla en público es este, encontrar una o quizás varias personas que le griten algo durante su disertación, le ponga en ridículo y producto del incidente se desconcentre.
Pues déjeme decirle, que esto es lo más común. Hay gente que se dedica a esto. A presenciar a determinada persona que hace uso de la palabra, para hacerle perder el “hilo” del tema y que no trascienda lo que dice.
Lo correcto es ir a toda exposición debidamente preparado y no dejarse provocar por nadie.
El orador de hoy, no es el mismo de los años 30, ahora tiene una labor más compleja, debe dominar diversos campos diferentes y competitivos entre sí.
Imprescindible es conocer la naturaleza del público y los temas a tratar, para saber de qué hablar y cómo hacerlo.
Imprescindible es conocer la naturaleza del público y los temas a tratar, para saber de qué hablar y cómo hacerlo.
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