Tienes un mensaje central. Esa es la esencia de tu exposición.
Pero:
No puedes hablarle igual a un profesional que a un campesino.
No puedes expresarte igual ante jóvenes estudiantes que como te diriges a sus padres.
No puedes hablar igual en tiempos de paz que en tiempos de desasosiego.
Son pocos ejemplos citados. Pero la genialidad se expresa en saber adaptar tu mensaje a cada público y cada circunstancia.