Para comprender mejor el esquema de la escucha activa y por qué escuchar va más allá de oír veamos algunas definiciones;
1. "La escucha activa es una técnica de comunicación que implica escuchar con atención y de manera intencional, con el objetivo de comprender completamente el mensaje del interlocutor. Esto incluye no solo las palabras que se dicen, sino también el tono de voz, las expresiones faciales y el lenguaje corporal".
2. "La escucha activa es una habilidad de comunicación que implica prestar atención completa y concentrada a lo que una persona está diciendo, tanto verbalmente como no verbalmente. No se trata solo de oír las palabras, sino de comprender el mensaje completo, incluyendo los sentimientos, ideas y pensamientos subyacentes".
3. "La escucha activa es una habilidad comunicativa que se centra en escuchar con atención y de manera intencional a la persona con la que se está conversando."
En las tres definiciones se destacan los siguientes conceptos:
A. Es una habilidad.
B. Es una técnica comunicativa.
C. Se realiza solo si se presta atención completa al interlocutor.
D, Tiene la intención de pasar más allá de las palabras que dice el interlocutor. Tambien atiende a su lenguaje corporal y a sus emociones.
En la escucha activa se trata de entender no solo las palabras que se dicen, sino también el contexto, las emociones y la intención detrás del mensaje.
De modo que la escucha activa no es solo oír; es un proceso intencionado que involucra varios aspectos:
Atención Total: El oyente se concentra completamente en el hablante sin distracciones. Deja de lado los pensamientos propios y se enfoca hacia el mensaje de la otra persona.
Empatía: El oyente intenta ponerse en el lugar del otro para comprender mejor sus sentimientos, perspectivas e inquietudes.
Retroalimentación: El oyente provee respuestas adecuadas y relevantes para demostrar que está escuchando activamente y por tanto comprendiendo el mensaje que le transmiten.
No se Juzga: El oyente escucha sin prejuicios ni juicios, lo que le dicen. Esto permite una compenetración más abierta y honesta entre ambas partes y se llega más a fondo al centro de la situación que se está tratando.
Se prioriza el lenguaje Corporal: El oyente presta atención a los gestos de la cara del hablante. Observa que los movimientos de sus manos y brazos se ejecuten espontáneamente para imprimirle compromiso a la conversación y si su cuerpo está relajado o estresado. Mide los indicativos. Al mismo tiempo el oyente cuida sus propias señales no verbales para que el hablante se sienta en confianza.
Se mantiene el Contacto visual: El oyente mantiene el contacto visual que le ayuda a crear una conexión y demuestra que está comprometido con la conversación.
Se pregunta: El oyente hace preguntas clarificadoras para obtener más detalles y asegurarte de que entiende el mensaje completo. Las preguntas deben ser abiertas y no intrusivas.
Se Refleja y parafrasea: El oyente parafrasea o repite de manera aproximada lo que la otra persona ha dicho para confirmar que ha comprendido correctamente. Esto también permite que la otra persona se sienta escuchada y validada.
Se evitan las interrupciones: El oyente permite que el interlocutor termine de hablar antes de responder. Interrumpir puede hacer que el hablante sienta que su mensaje no es valorado.
La escucha activa es esencial para una comunicación efectiva en cualquier ámbito, ya sea personal o profesional y puede mejorar significativamente las relaciones y la resolución de conflictos.
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