¿Qué ocurre durante ese tiempo durante en el cual le han dicho algo, pero usted tarda en responder?
Se tiende a confundir con:
1. Fluidez (capacidad de hablar de manera continua, coherente y sin interrupciones significativas).
2. Disfluidez (irregularidad en el habla que interrumpe la continuidad del discurso).
3. Cronémica (utilización del tiempo para comunicar y la valorización de ese tiempo para el logro de las metas).
Se llama tiempo de latencia o intervalo de tiempo que transcurre entre el momento en que una persona escucha un mensaje y el momento en que responde verbalmente.
En otras palabras el tiempo de latencia en la comunicación oral, es el retraso que puede ocurrir entre el momento en que un interlocutor emite un mensaje y el momento en que el otro interlocutor lo recibe procesa y responde.
La latencia en la comunicación oral puede afectar la fluidez del mensaje y la eficacia de la interacción entre las personas que se están comunicando.
Sin embargo, el tiempo de latencia juega un rol importante en el esquema comunicativo ya que es una parte natural de la comunicación que indica cómo se está produciendo y procesando la información y como se sienten las personas con el tema tratado.
Este retraso o período de tiempo que tarda una persona en responder lo que se le ha dicho a una persona puede deberse a los siguientes factores:
1. Dificultades en la transmisión del mensaje. El emisor puede estar usando un código, idioma o lengua diferente al del receptor y se crean barreras de comunicación. Puede inclusive estar hablando el emisor el mismo idioma, pero si no está al mismo nivel de comprensión del interlocutor, se necesitará más tiempo para procesarlo porque se originan fallos en la codificación y decodificación del mensaje.
2. Conflictos en el canal, medio o vía por la cual se transmite el mensaje. Pueden deberse a la distancia física entre los interlocutores, ruidos o interferencias en la transmision, volumen bajo o estridente, entre otros aspectos.
3. El procesamiento cognitivo de los interlocutores. La información recibida puede requerir más tiempo para ser comprendida y procesada antes de dar una respuesta.
Entran en juego aspectos educativos, culturales y formativos o valores de los interlocutores.
4. El contexto emocional: Es posible que lo que expresa el emisor provoque una reacción emocional fuerte en el receptor y este requiera tiempo para gestionar su respuesta.
5. Características personales: Cada persona es distinta. Algunas necesitan mayor tiempo para organizar sus pensamientos antes de responder, mientras que otras responden de manera más espontánea.
6. Diferencias culturales: Hay culturas en las que se valora una respuesta rápida y directa. Hay otras en las que se estila una respuesta pausada y reflexiva.
7. Situación contextual: La importancia del tema tratado y el ambiente de formalidad o rigidez en que se desarrolla pueden afectar la rapidez con la que una persona responde.
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