- Manifestar sus sentimientos o pensamientos con libertad y determinación.
- Defender sus derechos.
- Satisfacer sus necesidades mediatas e inmediatas.
Sus palabras son medidas y sumisas y su lenguaje corporal incluye posturas como el cruce de brazos y el esquivo de miradas frente a frente.
Los comunicadores pasivos suelen pedir disculpas aun sin haber fallado, con el fin de evitar confrontaciones.
Detrás de la comunicación pasiva se esconde la timidez, la baja autoestima, inseguridad y sensación de impotencia, causantes todas de ansiedad social, estrés, frustración y gran sufrimiento.
Un marcado inconveniente de la comunicación pasiva es que prioriza la importancia de los demás por encima de la propia y esto destruye la autoestima y valor por el ser mismo.
Un comunicador pasivo piensa que debe agradarle los demás siempre, teme ser rechazado y con frecuencia accede a situaciones que le afectan para no ser desairado.
Quien siente una tendencia a la pasividad comunicativa debe trabajar sobre los siguientes aspectos:
1. Moderar la autocrítica. No debe convertirse en tirano de su propia vida y no ser tan duro consigo mismo.
2. Eliminar la indecision. La duda no permite establecer y defender los valores y posturas propias.
3. Tener firmeza en sus criterios y proyectos.
4. Sentir que no es inferior a nadie y que como ser humano tiene sus defectos y virtudes.
5. Eliminar completamente la autoconmiseración (pobrecito de mi) sustituyéndola por una autoestima saludable (yo también puedo y además debo).
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