“Les pido disculpas, llegué tarde porque me encontré un tapón en el tránsito”.
Su público piensa: Eso no le importa a nadie. ¿Por qué no salió temprano?
“Excúsenme la voz, estoy ronca”.
Quien conoce su voz, ya se percató y no le hizo caso, porque usted no se provocó la ronquera, sino que es una alteración física. Y quien no le conoce, se enterará ahora de que su voz no es así y que está disfónico.
¿Si está tan mal; por que no se despide amablemente y se marcha?
“Me siento mal porque no pude preparar el tema debidamente, me lo dijeron anoche y era muy tarde”.
Su público piensa: ¿Por qué no dijo a quien le endosó el tema en cuestión, que no es así y que necesita tiempo por respeto al público para prepararse?
Su público piensa: ¿Y por qué usted no llegó al escenario una hora antes o quizás con más tiempo, para coordinar con los encargados del acto y el sonidista?
“Me van a perdonar. Se me olvidó el nombre del señor que está sentado a la izquierda en la mesa de honor”.
Su público piensa: Si eso es con una persona distinguida de la mesa ¿Que seremos nosotros, simple público? Usted debió coordinar previo al inicio, quienes son las personalidades a nombrar en el acto.
“Bla, Bla, bla y más bla ¡Ay! no me percaté de la hora. Perdónenme”.
Su público piensa: Nosotros no le importamos, sino solo lo que él está diciendo y quiere que nosotros escuchemos.
Tome en cuenta, que usted está ahí parada o parado hablando, porque hay un público que hace posible su exposición y ese auditorio merece la mayor muestra de respeto por dos razones:
1. El gran beneficiado de hablar y exponer correctamente su criterio, es usted.
2. La pésima actuación ante un público, se riega inmediatamente y su fama sufrirá lo inimaginable.
No se excuse, actúe y hágalo con excelencia.
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