EL DEBATE POLÍTICO, COMO GÉNERO DE LA ORATORIA

El debate político, es un género de la Oratoria, mediante el cual, dos o más candidatos, exponen y discuten uno o más temas en común. 

 Los debates tienen  dos objetivos fundamentales:

 I.- Dar a conocer la propuesta política e ideológica de los candidatos y la plataforma electoral de su partido, a la opinión pública.

 2.- Lograr el intercambio de puntos de vista de un mismo tópico, a fin de que los ciudadanos puedan valorar las diferentes propuestas políticas y partidistas.
Deberán realizarse preferentemente en espacios cerrados con accesos restringidos, para asegurar la fidelidad de su transmisión en medios electrónicos, regulando el acceso del público, no permitiendo ningún tipo de intervención del mismo. 


El primer debate político televisado en nuestro país, República Dominicana, fue el del Profesor Juan Bosch, candidato  a la Presidencia de la República y el Padre Láutico García, en la campaña electoral del año 1962.

El tema central fue de carácter político filosófico, abordando el supuesto comunismo del candidato y la acusación que sobre él pesaba, de dividir en clases a la sociedad. 

El país siguió paso a paso el debate, a través de la hoy CERTV, antigua Voz Dominicana, conducido por el periodista Salvador Pittaluga Nivar. 

Concluyó, cuando el Padre García, declaró que El Profesor, no era comunista. Resultado; el PRD y su candidato, Juan Bosch, obtuvo el 60 por ciento de los votos. 

Posteriormente, (después de 1978), recordamos un debate entre los doctores;

   Salvador Jorge Blanco y

  Marino Vinicio Castillo, sobre temas jurídico-electorales y otro debate, entre el licenciado Hatuey Decamps y nueva vez, el doctor Vincho Castillo. 

 Fuera del país y muy anteriormente a todo esto, con el fin de resolver la cerrada batalla electoral que sostenían en 1858, por un escaño en el Senado de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, retó a su odiado rival Stephen Douglas, a debatir sus ideas políticas en una misma tribuna pública, es decir, que en lugar de que cada candidato le hablara al pueblo por su cuenta, como era costumbre hacerlo, Lincoln propuso que lo hicieran frente a frente, para que así todos pudieran escuchar sus puntos de vista. 

El juez Douglas, aceptó de mal gusto la ocurrencia de su oponente republicano y públicamente también lo retó a debatir sus propuestas políticas. De esta forma, nació la costumbre del debate político, una de las herramientas más poderosas que tiene el electorado de los Estados Unidos para elegir a sus gobernantes.

Con una amplia cobertura de la prensa nacional, en agosto de 1858 en Ottawa, Illinois, se inició el primero de los siete famosos; "Lincoln-Douglas debates", llenando a la ciudadanía de expectación.

La intensa pasión política que se vivía en el país, por el tema de la esclavitud y la curiosidad que despertaba escuchar frente a frente a dos rivales famosos, además, de un ingrediente morboso que el pueblo agregó a este asunto, le dieron un sabor especial al debate. 

El ingrediente morboso tenía que ver con el chisme de que el juez Douglas, al mismo tiempo que hacía campaña política contra Lincoln, también hacia campaña para enamorar a su esposa, quien, nunca hizo caso al juez. 

Abraham Lincoln obtuvo el triunfo más importante de su vida al derrotar a su eterno rival político, Stephen Douglas, en las elecciones presidenciales y se convirtió en el décimo sexto presidente de los Estados Unidos. 

Cien años después, los debates políticos alcanzaron su nivel de interés más alto, cuando en septiembre de 1960, 70 millones de norteamericanos siguieron por televisión el primer debate televisado entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, el vicepresidente republicano Richard M. Nixon y el senador demócrata de Massachussets, John F. Kennedy. Gracias al poderoso efecto visual de la televisión, el senador Kennedy, joven, bien parecido, fotogénico, firme y seguro, derrotó al vicepresidente Nixon, un poderoso rival político que en televisión lució cansado, estresado, opaco y muy tenso.

¿Qué ocurrió? Kennedy descansó, durmió siesta, se acicaló, hizo ejercicios de calentamiento, sobre preguntas realizadas por sus colaboradores, mientras Nixon, sigui el afán de la campaña, y llegó al debate, exhausto.

 Este rotundo éxito de los debates televisados significó la entrada triunfal de la televisión al negocio de la política. Al año siguiente, los debates televisados se establecieron en las campañas políticas de Alemania, Suecia, Finlandia, Italia, Japón y de muchos otros países del mundo.


Hoy, en Estados Unidos, el debate político es el único evento electoral que permite a los electores comparar a los candidatos, primero entre los aspirantes a candidatos en un partido y, más tarde, entre los candidatos de los partidos contendientes. 

Los candidatos deben responder preguntas de dos moderadores bien informados sobre temas de política exterior e interna de Estados Unidos.

 Esperamos que  a partir de ahora, el debate sea el motor de arranque, para que las y los dominicanos, escojamos a nuestro próximo presidente, en base a sus propuestas y actitudes, que es lo que determinará al fin y al cabo, el éxito o fracaso de su gestión.

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Es la comunicación más habitual. Se realiza por medio de la palabra oral o escrita. La llamamos;

Es la comunicación más habitual. Se realiza por medio de la palabra oral o escrita. La llamamos;
Mediante ella las personas transmiten ideas, pensamientos, sentimientos o información a través de la pronunciación o la escritura.

Esta otra manera de comunicar se produce con nuestros gestos, ademanes y modales. La llamamos;

Esta otra manera de comunicar se produce con nuestros gestos, ademanes y modales. La llamamos;
No utiliza palabras. Conforma el lenguaje aparentemente mudo, que transmite con el cuerpo más informacion que las palabras mismas.

Esta comunicación es el conjunto de elementos vocales que acompañan las palabras. La llamamos;

Esta comunicación es el conjunto de elementos vocales que acompañan las palabras. La llamamos;
Se refiere a cómo decimos las cosas, no al contenido de las palabras. No se trata de qué se dice, sino de cómo se dice. Incluye aspectos como el tono, volumen, ritmo, entonación, pausas y velocidad del habla, los cuales pueden reforzar, contradecir o modificar el mensaje

Esta comunicación comprende elementos no verbales que acompañan o sustituyen el habla. La llamamos;

Esta comunicación comprende elementos no verbales que acompañan o sustituyen el habla. La llamamos;
Ayudan a expresar emociones, actitudes o intenciones. Incluye tanto los aspectos paraverbales (voz, tono, ritmo) como los sonidos no lingüísticos (suspiros, risas, gemidos, silencios) y ciertos gestos o expresiones faciales que complementan el mensaje.

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