De ahora en adelante guardaré mi palabra, escucharé primero, hablaré después, me cuidaré de siempre decir, lo que realmente quiero expresar.
Tendré especial atención en algunas palabras que pueden desencadenar efectos inesperados:
“yo”, “tú”, “si“, “no”, “pero”, “siempre”, “nunca”, "quizás".
“yo”, “tú”, “si“, “no”, “pero”, “siempre”, “nunca”, "quizás".
Descubro que la palabra es el instrumento más eficaz para alcanzar el éxito en la vida. Aprendo, que ella es dinamita, que puede hacer detonar o contener una explosión.
La flexibilidad, es la que permitirá que yo como orador (a) excelente, me adapte a cualquier circunstancia.
Imito a las palmas que son capaces de resistir la tempestad, ellas se acomodan al viento, no lo resisten, prefieren doblarse para no quebrarse.
Sin embargo, los árboles centenarios resisten al viento, no se flexibilizan y terminan siendo arrancados de cuajo.
Redescubro que Dios me ha dado herramientas indestructibles para llegar al corazón de los demás; decido pasarles inventario; porque son armas que construyen:
1. Mis palabras.
2. Mi lenguaje corporal.
3. Mis sentidos.
4. Mi experiencia vivida en el tiempo y el espacio.
5. Mi voz.
2. Mi lenguaje corporal.
3. Mis sentidos.
4. Mi experiencia vivida en el tiempo y el espacio.
5. Mi voz.
Sé que para convertirme en un (a) mejor comunicador (a), debo tener control absoluto de:
a. Mi personalidad, porque es el envase de mis cualidades.
a. Mi personalidad, porque es el envase de mis cualidades.
b. Mi temperamento, porque contiene lo que he heredado y lo que he aprendido.
c. Mi carácter, porque refleja a los demás como yo soy.
Como comunicador (a) percibo la realidad, la interpreto, para alimentar con ella a los demás.
Noto sin embargo, que la realidad puede ser distorsionada por las tensiones.
El estudioso de la conducta humana, Carl Rogers, dijo que el organismo funciona como una totalidad organizada.
Un cambio psicológico, afecta el cuerpo y un cambio fisiológico afecta la conducta. Por esto, decido tener equilibrio en mi vida.
Me convenzo de que el comunicador (a) debe ser una persona sana, no puede tener heridas, porque está llamado (a) a sanar a otros, en sus orientaciones, informaciones y expresiones.
Por esto debo ser abierto (a) a la motivación, actualización y experiencia.
Por esto debo ser abierto (a) a la motivación, actualización y experiencia.
Necesito tener sensibilidad, adaptabilidad, aceptación de mí mismo (a) y de los demás.
Siendo un correcto comunicador (a) debo leer, para conocer la naturaleza humana.
Siendo equilibrado (a) en mis ponderaciones; debo saber manejarme, para no chocar con ningún interés, expreso o implícito.
Estoy para informar objetivamente, sin atacar, ni herir a nadie.
Es imprescindible que tenga presente que mis palabras son para todos; el niño (a) y el adulto (a), el intelectual y el analfabeta, el rico y el pobre, el conservador y el liberal.
Es imprescindible que tenga presente que mis palabras son para todos; el niño (a) y el adulto (a), el intelectual y el analfabeta, el rico y el pobre, el conservador y el liberal.
Esto me obliga a ser creativo (a) porque absolutamente todos, exigen de mí, satisfacciones, variedad y libertad.
Resumo entonces que debo ser: especial, participativo (a), preocupado (a) por dar el mejor esfuerzo y sobre todo, perseguir la restauración social, a través de un concierto de voluntades y una clara comunicación