HABLAR MAL ESTÁ DE MODA.

(Comentarios hechos por Joaquín Restrepo).

Yo supongo que si usted está leyendo estas notas lo hace porque le gusta saber hablar bien. Y escribo mis observaciones porque creo que hay mucha gente que usa mal ciertas palabras y expresiones creyendo que están bien usadas, sin estudiarlas, simplemente porque está de moda hablar así; y es posible que reaccione y estudie. 

Y sé que es difícil tener la personalidad suficiente para usar bien una expresión cuando la mayoría de la gente cree que está mal. “¿Me da un vaso de agua, por favor?”, pedí en un lugar público. Como la ignorancia es atrevida, una dama me contestó con corrección incluida: “¿Quiere un vaso con agua?”. Y yo le rematé continuando con la grosería de ella: “Si quiere me da un vaso con agua pero que contenga un vaso de agua”.
Hablando de este tema con un amigo, él me hizo este oportuno apunte: “Es que les gusta hacer inventaciones”.

Preámbulo


Todos los seres humanos normales nos interesamos en ser exitosos. Muchos hemos leído por lo menos un libro de los que dan claves para triunfar. Y pocas de estas claves han dado pruebas de ser efectivas. 

Pero una de ellas, el saber hablar bien, con voz clara y agradable que diga con precisión lo que se desea comunicar, ha abierto caminos exitosos a muchas personas, inclusive en las conquistas amorosas.

Y al contrario, a veces nos ha ocurrido que vemos a alguien impactante por su apariencia física y nos atrae como un imán, pero cuando le tratamos de cerca va perdiendo magnetismo por el sonido desagradable de su voz o por la baja calidad de su lenguaje. 

La calidad de la voz depende de factores orgánicos y de sonidos aprendidos en el ambiente donde nos criamos. Se puede mejorar con entrenamiento guiado por un experto, pero en general es difícil que una persona se someta a un readiestramiento porque cree que no se justifica, excepto en el caso de locutores y cantantes. 

Sin embargo, el otro aspecto del hablar bien, el buen manejo del lenguaje, es algo que la mayoría de nosotros hemos querido hacer desde cuando empezamos a leer y a escribir. Y esto sí lo puede mejorar cualquiera y cuando quiera. 

Infortunadamente, con el bombardeo constante a nuestra mente de los medios de comunicación entretenedora como la televisión y la Internet es poco el tiempo que dedicamos a aprender a hablar bien; y un alto porcentaje de nuestra gente, especialmente los jóvenes, aprenden a hablar como hablan los presentadores, los actores y los locutores que ven en la televisión, con sus errores incluidos. 

Y muchos errores son importados de la televisión extranjera en las telenovelas, en las traducciones de las películas (doblajes descuidadamente traducidos) y en toda clase de presentaciones. 

Gran parte de las expresiones incorrectas (que circulan como buenas) son aprendidas de doblajes hechos por mejicanos en películas cuyo idioma original es el Inglés; y nosotros nos las tragamos sin masticarlas. 

Inclusive la gente que hace algún tiempo usaba bien ciertas palabras, ahora las utiliza mal por aquello de que “el que entre la miel anda algo se le pega”. 

Por ejemplo nuestro presidente, Álvaro Uribe, ahora comete errores con el verbo escuchar que antes no cometía. Es posible que algún asesor le haya dicho que el verbo oír está condenado a muerte y él le creyó porque no tiene tiempo de averiguar la verdad.

Una persona que sabe comunicarse bien con los demás normalmente conoce el lenguaje corriente (a veces ordinario y hasta vulgar, pero expresivo) del ambiente donde nació y/o donde vive y sabe también el lenguaje más universal correspondiente al idioma en el que se expresa en sus actividades laborales, profesionales, artísticas, etc. 

Por tanto, no debemos contentarnos con que nos entiendan en nuestro medio; debemos saber hablar para todos los que usan el mismo idioma en el mundo.

Hace algunos años, se formaba una expectativa especial alrededor de un estudiante de educación media o superior y se esperaba que de él salieran expresiones superiores a lo común del montón tanto en sus comportamientos como en su lenguaje. 

Y yo creo que esto era afortunado porque estimulaba las buenas maneras. Pero con el paso del tiempo y el relajo de las costumbres, esto se ha ido acabando y ya es común encontrar profesionales que cometen los mismos errores de la gente sin cultura.

Si le cuesta dificultad creer que mis notas son correctas, simplemente remítase al diccionario de la Real Academia o a otro medio o persona que sea autoridad en la materia, pero que realmente sepa. 

No crea que todos los profesionales ni todos los profesores de español saben del tema. Si así fuera no habría tanto estudiante hablando mal. 

Sin más preámbulos, vamos al tema.

Expresiones cuyo mal uso está de moda:

Algunas de las expresiones que pondré como ejemplo contienen errores tan exagerados que hasta pueden producir risa, pero le aseguro que todas las sacaré de lo que oigo a diario en la realidad. 

En otros tiempos a esto se le llamaba “montañerada” aquí en Antioquia o “corronchada” en la costa, porque era frecuente que el campesino dijera algunas expresiones mal usadas simplemente porque le parecían más bonitas y con ellas se daría un toque de elegancia. 

Pero ahora ya esa “montañerada” se ha propagado por todas partes y en todos los estratos sociales. Ahora abarca desde el trabajador más elemental hasta el presidente de la república, pasando por profesionales, periodistas, maestros, actores y locutores. (Lógicamente debe haber muchos de estos personajes que saben hablar bien, pero lo triste es que se están dejando ganar la pelea de los  “malhablados”).

Escuchar.


Mal dichoBien dicho
“Háblame más fuerte que no te escucho”.

“Escuché decir en la televisión…”

“Te estoy escuchando muy mal”
“Háblame más fuerte que no te oigo”.

“Oí decir en la televisión…”

“Te estoy oyendo muy mal”


El verbo escuchar quiere decir prestar atención a un sonido.

El verbo oír se debe usar para indicar que el oído está recibiendo un sonido.

“Escuché decir en la televisión…”

Este es uno de los ejemplos de expresiones que suenan más desagradables a los oídos de las personas que aún no han perdido la costumbre de hablar bien. ¿Por qué no decir: “Oí decir en la televisión…”? 
Si no quiere entrar en la moda de hablar mal dígalo con orgullo.

“Te estoy escuchando muy mal”…

Esta expresión prácticamente no tiene sentido. ¿Si escuchar es prestar atención a un sonido cómo hace uno para escuchar mal? ¿Será que uno puede prestar atención pero solamente un poquito para que le quede mal escuchado?

Ahora los locutores y periodistas van a necesitar otro invento. Si ya no quieren usar el verbo oír sino escuchar, no deben decir “queridos oyentes” sino “queridos escuchantes”. Ahí les colaboro con este nuevo descubrimiento. Ojalá les suene tan mal que les haga reflexionar.

Colocar.

Mal dichoBien dicho
“Colóquele la tilde a esta palabra”

“Me voy a colocar los tenis”

“¿Qué nombre le colocaste al niño?”

“Se colocó a llorar de la tristeza”

“Colóquenle atención a esto”

“El queso se colocó rancio”
“Póngale la tilde a esta palabra”

“Me voy a poner los tenis”

“¿Qué nombre le pusiste al niño?”

“Se puso a llorar de la tristeza”

“Pónganle atención a esto”

“El queso se puso rancio”

Hace muchos años, cuando comenzó la condena a muerte del verbo “poner” se inventaron la sentencia de que “las que ponen son las gallinas”. 

Pero parece que ahora hasta las aves quieren ser montañeras encopetadas y ya no ponen sino que “colocan huevos”. Y esta “montañerada” se volvió internacional. 

Oí una conferencia de un argentino donde usa el águila como ejemplo de dedicación cuando va a criar polluelos y repite varias veces que el águila “coloca un huevo”. 

Queda la sensación de que ya somos pocos los que abrimos un diccionario para ver el significado de alguna palabra que tenemos en duda. 

La mayoría cree que si así lo dicen en la televisión así hay que decirlo para lucir bien. “Así habla todo el mundo en el colegio” me contestó una jovencita pariente cuando quise corregirle; y sigue hablando mal, aunque le quieran enseñar lo correcto, porque “así habla todo el mundo en el colegio”. 

A quien tenga duda de cuándo usar “colocar” y cuándo “poner” le recomiendo que solo utilice “colocar” cuando se refiera a un objeto físico que se puede coger y dejar en un lugar preciso. Ej.: “Coloque este florero sobre la mesa”. 

Y en todo caso, si después de consultar el diccionario sigue dudando, haga todo lo contrario de lo que está de moda: siempre utilice el verbo “poner” y estará hablando correctamente: “ponga este florero sobre la mesa”, “póngase los tenis, etc. 

Además de que el verbo “colocar” se usa incorrectamente, se abusa de él donde no es necesario. ¿Por qué en vez de decir, por ejemplo, “colóqueme eso por correo” no dice “envíeme eso por correo” que sería la expresión más precisa? O si no le gusta una expresión tan correcta, por lo menos diga “póngame eso en el correo”.

La última prueba de este mal uso la oí de un narrador deportivo: “Se están ubicando, …(aquí se arrepiente y cambia el verbo) se están colocando bien para la foto”. 

Observemos que el narrador se arrepiente (supongo que por ignorancia) de usar un verbo que está bien aplicado para reemplazarlo por otro mal usado y que se oye con tanta frecuencia que ya suena fastidioso. 

Esto demuestra que él aprendió alguna vez el significado correcto del verbo ubicar pero ahora está confuso y en vez de estudiar asume la costumbre de moda, a ojos cerrados.

Vaso con agua.

Mal dichoBien dicho
“Regáleme un vaso con agua”

“Quiero un vaso con agua”
“Regáleme un vaso de agua”

“Quiero un vaso de agua”

Si a mí alguien me dice “Regáleme un vaso con agua” yo entiendo que la persona que me dice eso quiere que yo le regale el vaso (el recipiente) con un poco de agua, para llevárselo. Si quiere que le regale el agua que contiene el vaso deberá decirme: “regáleme un vaso de agua”; para que se tome el agua y me devuelva el vaso. 

Y, a propósito de “regalar”: si estoy en un restaurante y quiero leche no debe decir “regáleme un vaso con leche, por favor” (dos errores en una frase) sino “déme un vaso de leche, por favor”. 

Más adelante hablaremos del mal uso del verbo regalar.

Regalar

Mal dichoBien dicho
“Regáleme un vaso con leche, por favor”.

“Regáleme su número de teléfono”

“Regáleme un minuto, por favor”
“Déme un vaso de leche, por favor”.

“Déme su número de teléfono”

“Espéreme (o déme) un minuto, por favor”

Los verbos “regalar” y “dar” son sinónimos en algunos casos, pero no siempre. Regalar es donar algo para que pase a ser propiedad de quien lo recibe. 

Dar, en cambio, tiene tantas acepciones que nos ocuparía mucho espacio escribirlas aquí pero las encontramos en cualquier buen diccionario. 

La moda ha inventado el mal uso del verbo regalar. Se oye por todas partes: almacenes, restaurantes, oficinas, etc.: “Regáleme un tintico, por favor”, “A mí me regala un pandequeso, por favor”. 

Estas son expresiones inadecuadas para quien va a comprar. Son adecuadas para pedir una donación, sin pago.

Si yo digo “regáleme su teléfono” estoy pidiendo que me regalen el aparato. Pero si cuando hablo con alguien le quiero manifestar que puedo necesitar llamarlo por teléfono y le digo “déme su teléfono” estoy pidiéndole que me dicte el número, no que me dé el aparato. No es necesario decir “déme su número de teléfono”. 

Debemos saber que el idioma tiene expresiones con sentidos tácitos, así como al decir “los derechos de los niños” no nos referimos solamente al sexo masculino sino al ser humano niño en general, sin que sea necesario decir “los derechos de los niños y las niñas”, otro enredo mental e idiomático que está de moda.

De que

Mal dichoBien dicho
“Me avergüenzo que me hayan pillado”

“He llegado a la conclusión que…”

“Hizo el anuncio que próximamente vendrá…”
“Me avergüenzo de que me hayan pillado”

“He llegado a la conclusión de que…”

“Hizo el anuncio de que próximamente vendrá…”

La costumbre de no decir “de que” nació de la burla a quienes lo usan mal (“dequeísmo”), por ejemplo: “yo pienso de que…”, “yo creo de que …” Pero no se les ocurrió a los inventores ni a los aprendices investigar el uso correcto. 

Simplemente se pasaron al error opuesto: no decir “de que” ni siquiera en los casos en que debe usarse. A esto se le llama “antidequeísmo”. 

“He llegado a la convicción que no existe”: Esta expresión es confusa. ¿Qué es lo que no existe? ¿La convicción? (Posiblemente lo que debo decir es: “He llegado a la convicción de que no existe”).

Increíble

“Este helado tiene un sabor increíble”.
“Pasamos una tarde increíble”.
“Me conseguí una amiga increíble”.

Frases como esta se oyen con frecuencia, sobretodo entre los jóvenes (o entre viejos que hablan así para lucir como jóvenes). Por las costumbres regionales uno adivina que la gente usa el adjetivo “increíble” para calificar algo bueno (increíblemente bueno, sabroso, bonito, etc.). 

Pero en buen Español un sabor “increíble” podría significar que el sabor es tan inesperado que no se puede creer que esté en esa sustancia. Por ejemplo, un banano con sabor a hiel tendría un sabor “increíble”; y no sería agradable.

Lo mejor que podemos hacer para no usar expresiones que solamente nos entienden en nuestra región y/o en nuestra época, es tener suficiente vocabulario para expresar las ideas y preocuparnos por coger la destreza para ser claros y precisos al hablar. 

Y si nos hace mucha falta decir “increíble” entonces podemos mejorarlo dándole precisión. Por ejemplo: “un sabor increíblemente delicioso”. 

Mientras menos vocabulario manejemos más limitados estamos para decir lo que queremos y podría pasarnos que sólo nos entienden quienes conocen nuestras mañas. 

Algún sabio dijo que la capacidad de concebir ideas creativas mejora con la capacidad de expresar esas ideas con palabras.

Dicho de otro modo: si se aumenta la cantidad de palabras con significado preciso y claro en la mente, se aumenta la inteligencia.

 Espectacular

Con esta palabra ocurre algo parecido a lo dicho para “increíble. Inclusive, hasta donde entiendo las modas actuales, se podrían tomar como sinónimas. 

Actualmente, una persona con poco manejo del idioma para decir que una comida está deliciosa puede expresarlo diciendo que está “espectacular” o que está “increíble”. 

En buen Español una comida espectacular podría ser la que tenga tal colorido que ofrezca un espectáculo a la vista. Cualquier otro significado es simplemente de jerga de la época. 

Tengamos en cuenta que espectacular es aquello que ofrece espectáculo. Y espectáculo se relaciona con lo visual.

Buenísimo

Posiblemente usted se va a sorprender con lo que le voy a decir: La palabra “buenísimo” no existe en Español. El superlativo debueno es bonísimo.

 Si se sorprende con esto me indica que nunca se le ha ocurrido investigarlo en un buen diccionario, preferiblemente en el de la Real Academia Española (RAE) que es la máxima autoridad en la materia. 

Lo que me sorprende a mí es que una palabra incorrecta tenga tanto uso en la televisión, especialmente entre los(las) presentadores(as) de farándula. 

Me niego a creer que nadie les haya dicho que esa palabra no existe; que si quieren usar el superlativo de bueno digan “bonísimo”. ¿O será que a nadie le interesa?


Nota especial: Una presentadora de televisión, refiriéndose a un disco de música (CD) lo calificó con tres adjetivos consecutivos: “¡Increíble, espectacular, buenísimo!”. 

Debe haber temblado la tierra alrededor del Instituto Caro y Cuervo. ¿Cómo se inspira uno para hacer este gran paquete de errores juntos?

Recepcionar

Este es un invento malo e innecesario que está muy difundido entre los locutores deportivos: “Recepciona el balón con el pecho y lo baja al piso…” 

También lo he oído de boca de profesionales (administradores de empresas) refiriéndose a la persona que atiende a los usuarios de sus servicios, posiblemente porque el lugar (por favor no me lo vaya a cambiar por locación) donde se recibe a los clientes le decimos “la recepción”. 

“Tenemos tres niñas recepcionando a quienes quieran inscribirse”, le oí decir a un personaje en una emisora de radio. ¿Por qué no dice “recibiendo” o “atendiendo”? ¿Por qué tantas ganas de inventar lo que ya está inventado? 

Las palabras nuevas son un buen aporte y las acepta la Real Academia cuando realmente sirven para enriquecer el idioma, no para convertirlo en una jerga.

Hablando de este tema con un amigo él me hizo el siguiente apunte: “Es que les gusta hacer inventaciones”.

Inventos inútiles y feos del mismo estilo son: Audicionar, particionar (lo usan en computadores).


A propósito de computadores: Cuando se quiere significar que un texto digitado en computador tiene un determinado número de signos (letras, números, símbolos, signos de puntuación) se dice que tiene tal número de caracteres. 



Ej.: “Introduzca una clave hasta de ocho caracteres”, con acento en la primera “e” (sin tilde). Y esto es correcto. Pero si lo vamos a decir en singular la palabra correcta es carácter, con acento en la “a” y con tilde por ser palabra grave terminada en “r”.

Que (cuyo)

Mal dichoBien dicho
“Yo tengo una amiga que su mamá es cantante”

“… esa señora que su papá vino en una camioneta…”
“Yo tengo una amiga cuya mamá es cantante”


“… esa señora cuyo papá vino en una camioneta…”

“Han habido”

Mal dichoBien dicho
Han habido muchos problemas con la planilla única..”

“…Han habido muchos derrumbes por causa del intenso invierno…”
Ha habido muchos problemas con la planilla única..”

“…Ha habido muchos derrumbes por causa del intenso invierno…”

Este error es de la misma familia de “hubieron problemas”, “hubieron dificultades”, etc. 

Simplemente son tiempos diferentes del mismo verbo haber

Para resolverlo de una manera práctica entienda que el verbo haber sólo tiene plural cuando es auxiliar de otro verbo, por ejemplo “han venido”, “han creído”, hemos convenido”, etc. 

Pero no cuando es verbo principal (hubo problemas) o auxiliar de sí mismo (ha habido problemas).

Nota: Estaré actualizando estos comentarios cada que tenga la oportunidad y encuentre un motivo.

Comentarios

Comunicación según la forma de transmitir el mensaje

Comunicación según la forma de transmitir el mensaje
Puede realizarse de dos formas: como comunicación oral, a través de la palabra hablada o como comunicación escrita, por medio de mensajes en papel o en forma digital.

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No utiliza palabras. El mensaje se produce y transmite a través de los movimientos del cuerpo y de los sonidos no articulados.

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Tambien llamada paralingüística, es la forma en que se usa la voz para transmitir emociones e intenciones por medio de: Tono de voz, Modulación, Pausas, Entonación, Énfasis, Volumen, Ritmo y Velocidad

Las formas diversas de exponer la palabra hablada constituyen los:

Para convencer, persuadir, orientar e informar:

Impactan las épocas, transforman las circunstancias:

Ofrece la oportunidad de ser un expositor magistral:

Promueve la libre discusión de ideas:

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