CINCO ACTITUDES DE GRAN AYUDA EN LA FORMA DE HABLAR A UN PÚBLICO EXPECTANTE.

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1. No tratar  de competir con otros  o compararnos con ellos.

Tengamos de vista que la competencia es con nosotros mismos. Decirnos que hoy lo haremos mejor que ayer y mañana mejor que hoy.

La única motivación para competir con otros oradores es estimular nuestro propio deseo de mejorar.

Trabajar para mejorar nuestra capacidad técnica es solo un medio de lograr una mayor expresividad.

Intentamos crear algo, no impresionar a alguien.

2.       Sentir la crítica como un aporte valiosísimo de los demás.

Sintámonos felices por lo que hacemos y logramos. Valoremos las críticas constructivas que los amigos y conocedores nos dan.

Ignoremos las críticas destructivas procedentes de gente insegura de sí misma o que simplemente no les gustamos y quieren hacernos daño.

Sin embargo y siendo inteligentes, hasta de esas críticas dañinas se aprende, solo hay que pasarlas por “el colador de sugerencias”.

Hagamos el ejercicio mental de librarnos de la preocupación por las expectativas poco realistas de otros que al fin y al cabo no nos conocen.

3.       Comprender que el stress vive dentro de nosotros, no está fuera.

Las contrariedades  al expresarnos  son completamente internas. Nacen y se crían en nuestras almas y  mentes.

No hay estrés fuera de nosotros. Si hay, elementos que perturban, que frustran, pero solo llegan hasta donde nosotros se los permitimos.

Toda nuestra ansiedad hay que canalizarla hacia afuera en nuestra mente y nuestro yo interior.

4.       Exhibir la sencillez y la humildad, como nuestro mayor atributo.

Hablar en público no es una oportunidad para hacer alarde del ego, ni avasallar a nadie.

Es una coyuntura para compartir con otros. Es una oportunidad inigualable para demostrar la calidad humana que reina en nuestro ser y cómo podemos hacer lo único verdadero y necesario en la vida; servir, porque quien no sirve, no sirve.


5. Tener bien claro cuál es el objetivo de nuestro entrenamiento.

Practicar solo para aprender como pronunciar un discurso, es mecánico e improductivo.

Cultivemos también como actuarlo y como interpretarlo. Después de que lo dominemos técnicamente lo suficiente, expresémonos aplicando estas reglas:

1.       Una vez que iniciemos, hablemos hasta el final sin pararnos. No nos detengamos a mitad y comencemos de nuevo.

2.       Cuando cometamos un error, sigamos. Si nos paramos a corregir el error, entonces habremos cometido dos errores. Miremos hacia delante, lo que pasó, pasó.

3.       Hasta en el desastre, si es que lo cometemos, terminemos con honor, demos a la última palabra todo su valor, mostrando en nuestra cara un gesto de simpatía y desenfado.

Piense si hay algo más terrible para una audiencia, que alguien que  al final de un discurso, conferencia o charla, frunce el ceño,  se queja y a veces hasta se atreve a culpar al público de su mala actuación.


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Hablemos de

Hablemos de
Se realiza de dos formas; hablada y escrita.

hablemos de

hablemos de
No utiliza palabras. Transmite el mensaje con los movimientos del cuerpo.

Hablemos de

Hablemos de
Se le conoce además como paralingüística.

Las formas diversas de exponer la palabra hablada constituyen los:

Para convencer, persuadir, orientar e informar:

Impactan las épocas, transforman las circunstancias:

Ofrece la oportunidad de ser un expositor magistral:

Promueve la libre discusión de ideas:

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