El ya fallecido premio Nóbel de literatura, el portugués José Saramago, alertó de la crisis que sufre el castellano y pidió a literatos y académicos que no permanezcan con los brazos cruzados, ante los peligros que asechan al idioma de Cervantes, pues “una lengua que no se defiende, muere”.
Saramago se mostró pesimista sobre el futuro del castellano, al que en su opinión, “tratamos a patadas”, y pidió mayor respeto a la herramienta de la comunicación.
Opinaba Saramago que la lengua española está en un combate sin cuartel, atacada por una ola de vulgaridad y de extranjerismos.
Citó el caso de que a las insignias se les llama “pins”, a los homosexuales “gays” y a los repartos de cine “castings.
En opinión de Saramago, el vocabulario moderno se está convirtiendo en prehistórico, lleno de onomatopeyas, como en sus orígenes.
“La escuela no enseña a hablar ni a saber expresarse”, a juicio de Saramago, para quien los estudiantes están entregados a un medio cultural contaminado y viciado, en el que vale mas lo errado que lo armonioso y correcto.
No obstante, el anuario del instituto Cervantes; “El Español en el Mundo”, destaca que el castellano se está convirtiendo cada vez mas en la segunda opción como lengua entre los estudiantes de todo el mundo.
El estudio refleja el sorprendente auge del castellano en todos los países de Europa del Este y apunta que en los últimos cuatro años, la demanda del español aumentó un 158 % en Rumania, un 86% en Polonia y un 69% en Hungría y Bulgaria.
