Conocer a la audiencia es vital.
No basta saber de oratoria convincente, ni dominar al dedillo el tema a tratar.
Hay que establecer además a que público nos dirigimos, que espera ese público de nuestra exposición y cuál es su tendencia y formación.
Esta es una regla fundamental para hablar eficaz y eficientemente, porque conocer al blanco de nuestro mensaje se traduce en un dialogo bidireccional que despierta el interés y la participación de los presentes.
No olvidemos nunca que nuestro lenguaje debe adaptarse a la condición educativa y de edad del público. No es lo mismo hablar para un auditorio adulto que para uno joven, como no es igual exponer a un auditorio culto que para uno que no lo es.
Si bien en el proceso de la comunicacion el emisor es la voz del mensaje, el receptor es la contraparte que recibirá dicho mensaje y lo codificará adecuadamente de acuerdo a la comprensión que tenga del mismo gracias a la buena exposición de quien habló.
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Gracias por opinión es vital y constructiva