2. Bajaré mi nivel de gastos. No gastemos innecesariamente. Curémonos de las compras compulsivas, ya que ellas, tienen el mismo efecto del alcohol, alegran en el momento y deprimen en la resaca.
3. Ahorraré lo más que pueda. En nada se ha gastado más este año, que en pagos de intereses por tomar prestado (a las tarjetas, los bancos, los prestamistas). Si tenemos reservas, no tendremos que adeudarnos.
6. Usaré mi tarjeta de crédito. No me endeudaré con mi tarjeta. No es lo mismo usar la tarjeta, que ahorcarse con la tarjeta. El dinero plástico, como se le llama a las tarjetas de crédito, es buenísimo. Pero a veces la usamos como si nos olvidáramos que a fin de mes hay que pagarla y peor aún, cuando no la pagamos, nos ponen en data crédito y cicla, dañándonos nuestro crédito hasta por 10 años. Le voy a dar un dato; aquí hay gente que no consigue trabajo, porque está en la lista de personas con su crédito arruinado y ninguna empresa los contrata, porque tienen miedo de tener en su staf, a una persona con problemas financieros.
7. Tendré cuidado con dos cosas:
1. Con los préstamos a otras personas.
2. Servir de garante a otros.
Ambas cosas son muy peligrosas. Cuando la gente te solicita dinero viene sonriendo y suavecita donde ti. Cuando tú le cobras, eres su peor enemigo. Piensa antes de prestar, puedes ganarte un enemigo más fácilmente prestando que no prestando.
8. Me mantendré saludable. Este año, que por primera vez en mi vida me vi caminando el tortuoso camino de los médicos, con la gravedad de mi madre y yo misma que tuve que someterme a una operación , me percaté de que entre los principales activos de nuestras vidas, debe estar LA SALUD.
Aunque tengamos seguro médico no basta. Hagamos ejercicio, cuidemos la dieta, evitemos los desafueros y hagamos un examen médico en los primeros días de enero, para prevenir.
9. Comentaré todo con mi familia. Cualquiera no lo cree. Las familias que tienen hoy los peores problemas, son las que llevan doble vida y por supuesto doble información. El padre da su versión, la madre la suya, los hijos comunican y al final, hay un diálogo de sordos, porque todos hablan, pero nadie escucha. Todos hablamos, pero ninguno decimos y he repetido mil veces, que hablar, no es lo mismo que decir.