A diferencia de un monólogo, donde la información fluye en una sola dirección, la comunicación dialógica se caracteriza por la participación mutua y la reciprocidad.
Características principales:
Intercambio de roles: Los participantes se turnan para ser emisor y receptor. Esto crea una relación más equitativa y simétrica, donde ambas partes tienen la oportunidad de hablar y ser escuchadas.
Participación activa: No se trata solo de escuchar, sino de intervenir, responder y construir el mensaje en conjunto. Se requiere una actitud abierta y receptiva.
Atención y respeto: Para que el diálogo fluya, es fundamental prestar atención a lo que dice el otro y mostrar respeto por sus ideas, incluso si no se está de acuerdo.
Dominio del tema: En general, se espera que los interlocutores tengan un conocimiento mínimo sobre el tema del que se está hablando para que la conversación sea más fluida y productiva.
Promoción de la empatía y la comprensión: Al escuchar diferentes perspectivas, la comunicación dialógica ayuda a construir puentes, a entender a los demás y a fortalecer las relaciones.
Ejemplos de comunicación dialógica:
Conversaciones cotidianas: Con amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Entrevistas: Aunque planificadas, el entrevistador y el entrevistado intercambian roles para construir el diálogo.
Debates y discusiones: Se confrontan diferentes posturas sobre un tema.
Foros y mesas redondas: Múltiples personas interactúan y comparten sus ideas.
En resumen, la comunicación dialógica es un proceso fundamental para el aprendizaje, la colaboración y la construcción de relaciones sólidas, ya que fomenta la participación, la empatía y el respeto mutuo.
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